El artista contento y agradecido llevó el concierto a un formato reducido y en solitario, pero que contó con diversas colaboraciones que engalanaron muy bien la oferta musical (el poeta Ponç Pons y los músicos Vicent Salvador y Pau Cardona). Como siempre suele acostumbrar el cantautor menorquín ofreció un atardecer lleno de sensibilidad, cariño, melosidad y con una magia que se conjugó con el escenario paisajístico nocturno hecho de tenues pinceladas lumínicas. El concierto, construido con los poemas musicados de autores catalanes, fue un espectáculo emotivo que llevó a los espectadores a agradecer profundamente la noche ofrecida por Guiem Soldevila. Y un bis: La luna saldrá después del sol, (Amoramort) para rematar una noche de hechizo y cariño. Un concierto «directo al alma».
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